El próximo 13 de abril más de 20 mil estudiantes de la UNS comenzarán las clases del primer cuatrimestre de 2020 de manera totalmente virtual. Para conocer sus posibilidades de conectividad y recursos tecnológicos, y definir acciones que permitan la inclusión de todos ellos en las cursadas de las materias, la Secretaría General Académica de esta Casa lanzó una encuesta para relevar esos datos, y donde también se puede informar sobre estudiantes que no los tengan. A partir de los datos relevados se implementarán iniciativas que permitan superar esa barrera a quienes la tengan, una situación que se vuelve fundamental en momentos de enseñanza virtual sumada a aislamiento domiciliario, como la que se vive actualmente en el contexto de la pandemia.  Por ello, se solicita especialmente a TODO el estudiantado que respondan el cuestionario publicado en: https://forms.gle/2GFq4eX2VhswK9fo6

El Departamento de Humanidades cuenta con 60 tablets que pondrá a disposición de estudiantes que las necesiten. Para ello estamos elaborando un protocolo de préstamo y de entrega en tiempos de emergencia y cuarentena. Como nuestra logística es muy reducida, no podremos facilitar tablets a quienes residen fuera de Bahía Blanca. Por ahora, vamos a comenzar con un relevamiento a través de las redes del Departamento, a fin de saber qué estudiantes de nuestras carreras de Humanidades las requieren por no contar con otro dispositivo de estudio. Recibiremos solicitudes hasta el día 17 de abril, en principio. Les rogamos completar los siguientes datos y enviarlos a bmarasso@uns.edu.arNombre y apellido:
DNI:
Dirección:
Teléfono de contacto:  Muchísimas gracias, en especial a las personas que trabajan en la Biblioteca de Humanidades "Arturo Marasso". 

David “Watu” Cilleruelo (Gral. Roca, 1951-  Asesinado en 1975 en la UNS por la triple A) Estudiante de Ingeniería, Secretario General de la Federación Universitaria del Sur (FUS) y militante de la Federación Juvenil Comunista El accionar de la triple A anticipó el terrorismo de estado que se consolidaría con el golpe de marzo de 1976. La Universidad Nacional del Sur fue extremadamente  castigada durante el año 1975 bajo el rectorado de Remus Tetu, quien asumió en febrero  de ese año en el marco de la administración Ivanisevich. Durante su gestión se cerraron Departamentos Académicos e Institutos y decenas de profesores, trabajadores no docentes y alumnos fueron perseguidos y cesanteados. En este contexto, un día como hoy, de hace 45 años, David “Watu” Cilleruelo fue asesinado en un pasillo de la UNS mientras repartía volantes antes del inicio de las clases, a plena luz y con total impunidad. Jorge Argibay, su hijo Pablo y Raúl Aceituno, miembros de la custodia del rector Remus Tetu, fueron quienes asesinaron al estudiante en un pasillo del ala de Ingeniería del edificio de Alem. David era estudiante de ingeniería, militante de la Federación Juvenil Comunista y Secretario de la Federación Universitaria del Sur. MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Las Actas de las VI Jornadas de Investigación del Departamento de Humanidades en Homenaje a Cecilia Borel se pueden consultar en el siguiente enlace: http://repositoriodigital.uns.edu.ar/handle/123456789/4745  La edición de las Actas fue posible gracias al trabajo de la Profesora Laura Orsi y de la Directora de nuestra Biblioteca Arturo Marasso, Lic. Marcela Esnaola. 

El lunes 16 de marzo, Luciana Colschefsky rindió, de manera presencial, su última asignatura. Luciana es la primera estudiante del Profesorado en Historia que se recibe en el marco del Plan Egresar. Hoy, 26 de marzo, la modalidad virtual hizo posible -en medio de la cuarentena- que Nadia Guzmán rindiera el último examen final del Profesorado en Letras, también en los términos del Plan Egresar. Compartimos con mucha emoción la felicidad de ambas graduadas.

En las particularidades de cada 24 de marzo se sostiene la decisión de evocar alguna voz que hable por el presente de la búsqueda de verdad y justicia, por la memoria de las víctimas del horror, de la dictadura cívico militar, y por un futuro que consolide una sociedad que sepa sostener un “nunca más” sin impunidad para los genocidas. Tal como señala el hijo de Joaquín Areta en el prólogo al libro que recopila los poemas de su padre, “mantener la memoria ‘en movimiento’ es un acto de responsabilidad mucho más complejo y trascendente que homenajear, recordar o reivindicar.” Como en los cuerpos y en los destinos de sus víctimas, el terrorismo de Estado dejó en todos y cada uno de los estamentos e instituciones de la sociedad civil las huellas de sus crímenes, a partir de imponer reordenamientos jurídicos, interrumpir procesos de formación y expulsar no solo sujetos sino también tradiciones de pensamiento e intervención pública. Frente a cada 24 de marzo, el Departamento de Humanidades elige reponer algunos hilos de este tejido social desgarrado sabiendo que, aunque no haya manera de repararlo, otra cosa se puede construir a partir de esa reposición. Recurrentemente pensamos en aquellas Tesis sobre la filosofía de la historia de Walter Benjamin, en las que refiere a ese don que debe tener un historiador para “encender en el pasado una luz de esperanza, puesto que si los vencedores imponen su historia (y nunca han dejado de hacerlo), ni siquiera los muertos estarán a salvo”. En la responsabilidad de mantener la memoria en movimiento también está la necesidad de reponer la historia de las víctimas, de todas, comenzando con aquellos cuya vida fue violentamente truncada, siguiendo con aquellas que sobrevivieron y se recompusieron como pudieron, con todas las heridas a cuestas. Pero, además, en la responsabilidad de mantener viva la memoria de la Institución debemos pensar también las cicatrices de las trayectorias truncas de los que fueron expulsados y no tuvieron la chance de volver y que, de ser olvidados, consumarían una victoria más de aquella imposición de un modelo por medio del terror que significó la dictadura. Para mantener la memoria viva, elegimos la figura de Mario Usabiaga, quien falleció poco antes del retorno de la democracia sin tener la posibilidad de volver a nuestro Departamento. Docente, no docente, fundador de la Asociación de Trabajadores de la Universidad Nacional del Sur, padeció la cárcel y el exilio por su militancia. Como en todas las instituciones, otros ocuparon sus lugares en las cátedras, en el Instituto, en la planta no docente, pero la interrupción de sus voces en la formación de sucesivas generaciones de estudiantes en nuestra universidad no pudo recomponerse. Con la urgencia de restañar esa parte del tejido desgarrado de la historia argentina, pero también de la Universidad del Sur, el Departamento de Humanidades trae a la memoria (y con él a todas las víctimas) la figura de Mario Usabiaga.